Se decía que no había estrella igual que los lunares de su cuello. Los mismos que escondía bajo pañuelos de colores oscuros que el viento siempre acababa robando (y bendito sea).
Susurraron que huyó. Que a primera hora de una mañana color carmesí, como la huella que dejaban sus labios justo al borde de la taza, echo a correr y no volvió. Dejándolo todo patas arriba.
Y ahora, por favor, no digáis nada.
Quizás nadie lo sospeche.
Que el poeta de la ventana, el de musas perdidas versando las aturas era yo, y ella la Luna.
-Sandra
¡Hola Sandra!
ResponderEliminarMe ha encantado la frase ''se decía que no había estrella igual a los lunares de su cuello'', es preciosa, me ha enamorado jajajaj. Me encanta como te ha quedado, de verdad.
¡Besos!
¡Hola Denis!
EliminarJo, me alegro mucho de que te guste ;). Muchísimas gracias, quizás de vez en cuando escribo algo coherente jejeje-
¡Besos ^^!
Hola!! :3
ResponderEliminarVolvi en visita flash, y al leer esto me he caido hasta de la silla, me ha encantado, simplemente es genial.
Los relatos hermosos y efimeros son los mejores ;) y si es con algo de incoherencia y locura mejor que mejor jajajaja
No dejes de sorprendernos ;)
Besos ^^
Hola Josefa ;)
ResponderEliminarMadre mía, que ilusión, tú en visita flash. Ya te echábamos de menos por aquí :3
Espero que no te hayas echo daño jeje. Muchísimas gracias, enserio, es un honor que te haya gustado ^^
¡Besos!
P.D: Los relatos efimeros, incoherentes y alocados dan vida <4.