viernes, 15 de agosto de 2014

El miedo y la rosa

Él era como los monstruos de debajo de la cama.
Ella, una rosa con más espinas que colores por la que estaba dispuesto a dejarse la piel.

Así empezó la historia. Cuando Él, vestido de miedo, asomó la cabeza por uno de los ventanales de la casa en ruinas paralela al camino y la vio. Con su pose de ojos cerrados y la sombra de una sonrisa en la comisura derecha. Con gran curiosidad se aclaró decididamente la garganta haciendo que la joven se sobresaltara y abriera los ojos sorprendida. El asombro que había tenido segundo atrás, no podía compararse en absoluto con el que se reflejaba en sus pupilas en aquel instante. Un joven de pelo oscuro y ojos azulados permanecía detrás de la casa, observándola a través de la ventana. Él, arrogante como siempre, no disimuló en cuanto a su rostro y, de manera desinteresada, comenzó a analizarla de pies a cabeza. Era bonita, con el pelo color azabache acabado en rizos no muy marcados a la altura de los hombros y toques rosados en sus mejillas. Aunque nada podía compararse al brillo de sus ojos y el reflejo de los rayos de sol que se colaban entre los tablones de madera mal colocados perdiéndose así entre sus parpadeos. Ella, contrariamente, se cruzó de brazos y apartó la mirada con desprecio, no sin poder evitar mirarle de reojo alguna que otra vez.
—Dime, ¿qué hace una chica como tú en un lugar como este? —preguntó Él.
La joven se limitó a encogerse de hombros y caminó hacia la puerta.
—Tengo una teoría. —prosiguió Él, rodeando la casa hasta la puerta de salida.
—No quiero saberla. —contestó Ella, hablando por primera vez.
—Quizás también estés en ruinas.
Aunque la voz del chico había parecido un leve susurro, Ella había conseguido oírlo con total claridad. Antes de poder evitarlo, se hallaban bajo el marco de la puerta principal donde años atrás había habido una puerta. Frente a frente el uno del otro. Un escalofrío recorrió la espalda de la chica al ver la sonrisa que se dibujaba en el rostro de aquel desconocido.
—Bueno, ¿y que me dices de ti? Él chico que camina seguro por un camino perdido. Eso tampoco pinta muy bien. —replicó Ella, con voz cortante.
Él pareció ensanchar más la sonrisa.
—Mira por donde, la chica en ruinas y el chico seguro de lo perdido. —de pronto una pequeña arruga se formó en su entrecejo — Bueno, nadie dijo que el miedo pudiera marchitar una rosa.


-Sandra

6 comentarios:

  1. ¡Hola! ^^
    La verdad es que yo no tendría tanta imaginación para escribir cosas así de guays y originales *-* me gusta mucho
    ¡Un beso!

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    1. Hola c:
      No me lo creo, seguro que escribirías algo muchísimo mejor, solo es cuestión de ponerse ;)
      Jo eres una ricura jeje, muchísimas gracias, me alegra que te guste :'D
      ¡Besos, Sandra!

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  2. Qué bonitoooooooooooo¡¡¡ porqué no escribes algo más largo (qué pasada) me encantó la forma en que narraste... por un momento me ha transportado a ese lugar y eso es lo que me gusta de una historia... que me resulte creíble¡¡¡ gracias¡¡ besos¡¡¡

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    1. Me has alegrado la tarde, de verdad ;) ¿Algo más largo? ¿No has tenido bastante ya? jejeje. Es toda una alegría que mis palabras te hayan echo sentir (?).
      Gracias a ti. ¡Saludos, Sandra!

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  3. ¡Hola! Me ha gustado muchísimo la forma en que describes las cosas, ha quedado muy bonito. ¡Besos! c:

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    1. Hola ^^
      Muchísimas gracias, ay más bonita eres tú XD.
      ¡Besos, Sandra!

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